Micropigmentación capilar para hombre - Cómo tatuarse pelo

2022-08-12 10:59:38 By : Ms. Linda cui

Esquire participa en varios programas de afiliación de marketing, lo que significa que Esquire recibe comisiones de las compras hechas a través de los links a sitios de los vendedores.

La industria de los productos para frenar la pérdida de pelo masculina sigue creciendo. Investigamos una de las alternativas más populares al injerto capilar.

Es una fría mañana en polígono comercial de Accrington (Inglaterra), Joseph Lanzante coloca una regla flexible sobre la cabeza de un hombre calvo y, con un lápiz blanco, marca cuidadosamente donde solía estar la línea del cabello de su cliente. Reino Unido está a dos semanas del confinamiento y lo más parecido a un traje EPI que vemos son las batas desechables que llevan los aprendices. "Tienes que hacer las líneas bien", advierte, sumergiendo su pistola de tatuar vendada en un bote de tinta negra mientras perfora con esa cierta tensión que se palpa en el ambiente. "Fíjate, el resto es solo rellenar", le explica frente al espejo.

Durante más de tres años, barberos y esteticistas de todo el país han viajado a la Joseph Lanzante Training School para aprender la técnica de la micropigmentación capilar: el proceso de tatuar pequeños puntos en la cabeza para crear la ilusión de que esa zona tiene pelo. Hoy, tres hombres –uno completamente calvo, otro con alopecia galopante y otro que ha pasado por tres implantes de pelo– se han prestado para convertirse en modelos de carne y hueso durante las clases de este profesor.

La micropigmentación del cuero cabelludo ha ganado fuerza como parte pujante de esa industria que ha nacido con el fin de acabar con la alopecia masculina. Las cifras dan que pensar. Se estima que en 2025 esta nueva área recaude más de 37 millones de euros. Según la Sociedad Internacional de Cirugía de Restauración del Cabello, una asociación médica sin ánimo de lucro a la que pertenecen más 800 dermatólogos expertos en tricología, el número de hombres que pagan por trasplantes de cabello (el más caro e invasivo de los tratamientos para la calvicie), aumentó un 60% entre 2014 y 2016. También los hay que han acudido a startups de pérdida de cabello como Hims y Keeps, que han eliminado la sensación de frialdad de los suplementos crecepelo gracias a sus campañas de Instagram con frases del tipo: "Ser guapo ya no es solo una cuestión genética". Al mismo tiempo, las microfibras 3D, que se peinan a lo largo del cabello para crear densidad, siguen ganando popularidad. Y luego está el sorprendente resurgimiento de las pelucas para hombre.

Seguramente estés pensando, ¿por qué ahora? Es la micropigmentación capilar la respuesta definitiva a la calvicie masculina? Y, ¿por qué debemos considerarla como paso previo al implante capilar?

Lanzante: “Deja que te de un consejo: no vayas al psicólogo, ve al barbero. Es más barato”

Lanzante nos guía a través de su estudio de paredes blancas, pasando por sillones de peluquero de cuero negro y retratos cenitales de cueros cabelludos. "El sábado, mis primeros tres clientes se separaron de sus esposas", continúa. "Uno de ellos había llevado gorra toda su vida. Debería cobrar más". Como barbero veterano y calvo de larga duración, este hombre de 61 años tiene un amplio conocimiento de cómo la pérdida de cabello puede debilitar la confianza y cuán potencialmente lucrativa es su cura.

Lanzante siempre está al acecho de nuevas oportunidades de negocio. Afirma haber popularizado los salones sin reserva y las barberías en el Reino Unido, cuyo éxito financiero le llevó a amasar una gran fortuna. Cinco años atrás, durante un viaje de investigación a Estados Unidos, descubrió que los peluqueros de Nueva York practicaban la micropigmentación del cuero cabelludo. En ese momento supo que necesitaba aprender esta técnica de tatuaje y exportarla. El problema era que los únicos profesores disponibles eran las esteticistas, cuya experiencia se basaba en el microblading de cejas y delineación de labios para lucir más llenos. No conocían en profundidad las líneas de cabello masculinas ni las técnicas de difuminación. Al detectar una oportunidad única, Lanzante creó su propio curso y servicio de micropigmentación en 2017. “Nadie en el mundo de la barbería (británico) o en Facebook conocía la micropigmentación hasta que lo compartí”, dice.

Un procedimiento completo del cuero cabelludo se desarrolla así: el esteticista mezcla tinta negra y agua para crear uno de los 32 tonos de folículos, escogiendo el que más se adapta al cliente. Luego se traza la línea del pelo ("Si lo haces mal, la has piciado", dice Lanzante) y se tatúan líneas de puntos con la tinta y una aguja ultradelgada, para dar la apariencia de folículos recién afeitados. Durante las sesiones de dos a tres horas continuadas, se va añadiendo densidad y soluciona cualquier problema. En total, el precio es de 3,000 libras (unos 3.400 euros) y debería durar alrededor de dos años antes de que comience a desvanecerse. El procedimiento es particularmente popular entre las personas con cicatrices visibles, así como entre las que sufren de alopecia y las que se someten a quimioterapia. Lanzante nos habla de un cliente reciente con cáncer que rompió a llorar después de ver los resultados.

Al cabo de una hora, nos damos cuenta de que Lanzante se ha metido él mismo bajo la aguja. "Mi esposa no quería que me lo hiciera", dice, mientras mide la frente de otro cliente. "Pero le dije: 'Tengo que hacerlo si lo voy a vender'. Después admitió que era la mejor decisión que había tomado en mi vida. Cambió el aspecto de mi rostro por completo". Se ríe y le da una palmada en el hombro a su cliente. Colin *, un hombre corpulento de 62 años, tiene una media luna tenue de cabello rizado que se va desvaneciendo a medida que escala su cabeza. "Incluso podrías pillar cacho".

La pérdida de cabello entre los jóvenes está siendo considerada como "epidémica"

Colin se ríe tímidamente y se mueve inquieto en su silla. "Mi esposa está preocupada, pero lo he considerado largo y distendido", dice. Es bueno que lo haya hecho, ya que Joseph no pierde el tiempo en raparle el pelo restante de la cabeza a Colin y ponerse a trabajar, inyectando rítmicamente puntos de tinta en las capas poco profundas de su cuero cabelludo. ¿Duele? No mucho, pero es incómodo; un poco como llevar un jersey barato. ¿Saben sus amigos que está recibiendo el tratamiento? No, pero se enterarán más tarde cuando él llegue para su cena de curry semanal. Había considerado otros métodos, pero optó por la micropigmentación después de que su hermano se sometiera al mismo procedimiento. "He visto a algunas personas a las que se les han realizado trasplantes de cabello y no queda muy bien. Es un pelo demasiado delgado ".

Si bien Colin tomó la ruta menos invasiva, un creciente número de hombres está gastando hasta 34,000 euros en injertos de cabello quirúrgicos en un intento de combatir la calvicie, sin garantía de éxito a corto o largo plazo. Un estudio del año pasado sugería que los hombres están perdiendo el cabello a un ritmo más rápido que nunca (la emisora ​​estatal china CGTN describió la pérdida de cabello entre los jóvenes como una "epidemia"), mientras que el interés por los trasplantes ha crecido junto con los avances en las técnicas quirúrgicas.

El respaldo de celebridades como Wayne Rooney ha normalizado lo que era un tratamiento marginal: en septiembre de 2020, el Manchester City anunció una asociación con la Clínica HWT de Estambul como el partner oficial del club en "clínica capilar", pero pocas personas que buscan tratamiento cobran el salario del futbolista. Inevitablemente, esto ha dado pie a un mercado de alternativas más baratas y, en ocasiones peligrosas mayormente en Turquía, donde su estatus de líderes en la industria a favorecido un aumento de practicantes de injertos no regulados. Lanzante dice que a menudo le toca la tarea de disimular las cicatrices posteriores. Las palabras "tatuaje en la cabeza" y "sensato" rara vez aparecen en la misma oración, pero en una industria acosada por malas prácticas y falsas promesas, la micropigmentación podría ser una de las opciones menos extremas.

Pero, ¿por qué hemos de considerarlo como una opción en primer lugar? La American Hair Loss Association describe la calvicie como una "enfermedad devastadora del espíritu" que afecta " a casi todos los aspectos de la vida". El fundador de la organización, Spencer Kobren, quien además presenta el programa de radio The Bald Truth, cree que la pérdida de cabello masculina es el último bastión de la cultura políticamente incorrecta. "Por alguna razón, la gente todavía puede burlarse de los chicos que se enfrentan a la pérdida de pelo", nos dice. "Aproximadamente, dos tercios de los hombres la padecen a la edad de 35 años. Es una edad que nos hace extremadamente vulnerables a todos los timos y malas prácticas que tienen lugar en esta industria".

A lo largo del 2020, su programa de radio fue colapsado por llamadas de hombres que se quejaban de sus trasplantes de cabello fallidos, realizados por practicantes sin licencia en Turquía e India. “Siempre han existido los casos fallidos de la industria del trasplante de cabello, pero ahora está alcanzando proporciones que nunca había visto en mis 22 años de experiencia”, dice. "Cada vez más jóvenes quedan desfigurados por una mala cirugía y, lamentablemente, en muchos casos sus vidas pueden quedar arruinadas". Quizás no sea coincidencia que los profesionales del mercado negro apunten al Reino Unido; el año pasado, una encuesta a 10,000 hombres británicos concluyó que la mayoría preferiría tener un pene pequeño que perder el cabello. Otros estudios han descubierto fuertes vínculos entre la caída del cabello y la depresión, así como el consumo problemático de drogas y el bajo deseo sexual.

Irónicamente, el estrés que genera la posibilidad de quedarse calvo es en parte responsable de la pérdida de pelo entre los millennials.

Respecto a esto, Kobren cree que el auge de las redes sociales desempeña un papel importante. En parte se debe a que estamos comparándonos constantemente con otras personas, pero también a los infinitos anuncios programados para aparecer en los perfiles de hombres jóvenes. "Mi mantra es que el aceptarlo es la mejor cura para la caída del cabello", dice. “Desafortunadamente, la mayor parte de hombres con los que trato no están equipados para afrontar la caída del cabello. La gente dice que los hombres no deberían preocuparse por eso, pero esa no es la realidad ".

Según Kobren, quien es un gran defensor de los postizos, no la industria del trasplante de pelo está afectada por las malas prácticas. "Quizás no guste mucho lo que voy a decir, pero la mayoría del trabajo de micropigmentación del cuero cabelludo que vemos aquí en Los Ángeles es realmente malo", dice. "Es una técnica extendida en los Estados Unidos. Hoy en día puedes pasar por casi cualquier peluquería y seguramente cuenten con este servicio, mientras que los clientes salen con un tatuaje bastante cutre". Kobren cree que la "tricopigmentación", una variación del procedimiento que utiliza tintas menos duraderas, es una mejor opción, pero tiene serias dudas sobre la técnica en su conjunto. "¿Puede quedar natural? Sí. ¿Se puede hacer correctamente? Sí. Si alguien está bien informado, puede tener una experiencia decentemente buena, pero no es lo normal".

YouTube puede dar fe de ello. Basta con hacer una simple búsqueda para encontrar múltiples historias de arrepentimiento de hombres que confiaron en el profesional equivocado, terminando así con trabajos chapuceros e irregulares y teñidos de azul. Un video titulado: "¡ME TATUÉ EL PELO Y ME ARREPIENTO!", Del vlogger y actor estadounidense-palestino Yousef Erakat, ha acumulado casi seis millones de visitas. En él, habla de cómo sus experiencias anteriores con la micropigmentación capilar habían sido positivas, hasta que un viaje a un salón de Nueva Jersey lo sumió en una depresión. “Fueron las cinco horas más dolorosas de mi vida”, le dice a la cámara, mientras la luz rebota en su cúpula demasiado oscura. "Cuando me lo acabé de hacer, estaba completamente oscuro". Pronto se daría cuenta de que no solo habían usado tinta de tatuaje sin diluir, sino que también había realizado el tratamiento con una aguja de tatuaje de tamaño normal. Su única opción era que le quitaran todo el procedimiento con láser.

Para Lanzante, proteger la salud mental de los clientes es primordial. "Tenemos el deber de cuidarnos, y debes saber cuándo parar, porque los clientes a menudo no lo hacen", nos dice. “Tenemos muchos clientes que ven espacio que no logramos ver. Si les hiciera caso y siguiera repitiendo el tratamiento todos los meses, al cabo del año sería mejor haberlo pintado todo. Parecería una figura de Lego". A veces, admite Lanzante, tiene que fingir que está aplicando tinta nueva a aquellos que no aceptan un no por respuesta. Kobren se refiere a este tipo de comportamiento obsesivo como "codicia capilar" y advierte que "la mayoría de los practicantes no son tan considerados".

Lanzante no ofrece procedimientos para vello facial, pero otros profesionales sí. Ravi Sabharwal, de la clínica Harley Street Scalp Provoco (Londres), ha notado un aumento en los hombres con barbas irregulares que piden micropigmentación en las mejillas y la línea de la mandíbula, aunque les advierte que no es buena idea hacerte toda la barba. "Tendrías que ser alguien muy valiente para tatuarte una barba completa en una cara limpia", me dice. “Estoy dando la apariencia de un folículo, de una barba de 0,1 milímetros. Podemos agregar densidad, pero no podemos replicar un cabello largo y tridimensional. Buscamos un look natural".

Rene'e Cleovoulon, de la clínica de Dermatología de Londres, también ha visto un número creciente de hombres que solicitan tratamientos para la barba. "Mis clientes suelen ser personas que tienen dificultades para hacer crecer el vello facial o que no tienen nada de pelo", nos dice por correo electrónico. "El aseo del vello facial en general se ha puesto muy de moda en los últimos años, por lo que poder mejorarlo […] es una idea que atrae". Cleovoulon cree que la micropigmentación eventualmente se convertirá en una parte esencial del aseo masculino. "Para algunos hombres puede ser una solución fantástica para un gran problema: no es invasiva y requiere un bajo mantenimiento. Literalmente devuelve la seguridad en uno mismo".

La pandemia del Covid-19 obligó a Lanzante a cerrar sus puertas durante seis de los últimos doce meses, pero todavía recibe muchas consultas sobre procedimientos y formación en micropigmentación. La Federación Nacional de Cabello y Belleza reveló recientemente que las peluquerías y salones de belleza británicos están perdiendo colectivamente más de 16 millones de libras esterlinas por semana de confinamiento (que en Reino Unido se ha vuelto a restaurar en diciembre), pero Lanzante tiene esperanza. "La gente siempre querrá ver bien", razona.

En el papiro Ebers, la primera revista médica egipcia conocida, escrita alrededor del 1500 a. C., se aconsejaba a los hombres con pérdida de cabello que aplicaran una mezcla de pinchazos de erizo quemados, limados de uñas, miel y alabastro. Como muchas otras sociedades antiguas, los egipcios consideraban que la calvicie era un signo de servidumbre o inmoralidad. La amenaza de discriminación también llevó a la gente a esparcir grasa de león, hipopótamo, cocodrilo, gato y serpiente por la cabeza, y las prácticas se volvieron cada vez más asquerosas. Los romanos calvos sumergían la cabeza en estiércol de pollo, ratones molidos y dientes de caballo. El médico griego Hipócrates, padre de la medicina moderna, optó por mezclas de caca de paloma, rábano picante y opio.

Incluso Julio César no pudo escapar al ridículo círculo en la coronilla. Solía peinar su escaso cabello hacia adelante y se aseguraba de que todas las monedas ocultaran su vergüenza. El biógrafo romano Suetonio afirmó que se tomaba “las burlas y escarnios de los traidores muy en serio”, y que “de todos los honores que le conferían ser votado por el Senado y el pueblo, no hubía ninguno que recibiese o utilizase con más alegría que el privilegio de llevar una corona de laurel todo el tiempo". Pero la percepción pública estaba cambiando. El prolífico apetito sexual de César, que le había valido el apodo de "el adúltero calvo" entre aristócratas y campesinos por igual, ayudó a cambiar el nombre de la calvicie. En conjunto con la observación anterior de Hipócrates de que los eunucos (hombre castrado) no perdían el cabello, relacionaron que la pérdida de cabello debe, de alguna manera, al funcionamiento de los testículos. Así que la calvicie y la virilidad pronto se convirtirían en sinónimos.

Se tratade una asociación positiva que perdura hasta nuestros días y que no sólo se debe a los arduos trabajos de los relaciones públicas de la industria. Muchos médicos de Inglaterra atribuyeron públicamente en el siglo XIX la calvicie a una alta inteligencia, con un expediente médico de 1886 que tomaba la bolsa de valores de Nueva York como prueba (“una gran superficie de cabezas brillantes pertenecientes, por regla general, a hombres bastante jóvenes”). La afirmación se mantuvo, y un periódico californiano declaró en 1953 que los hombres calvos estaban "un paso por delante de los demás en el camino evolutivo", argumentando que el aumento de los estándares educativos eventualmente erradicaría el cabello por completo. Sesenta y seis años después, un estudio de la Universidad de Barry concluyó que los hombres calvos eran más propensos a ser percibidos como inteligentes, sabios y de "alto estatus social" por las mujeres.

Pero no todo eran piropos. Entre los médicos occidentales, una de las teorías más destacadas era que la culpa la tenían los sombreros de los hombres. "La calvicie es una condición provocada casi exclusivamente por la cinta ajustada y el peso del sombrero", escribió el Dr. JO Cobb, cirujano del servicio de salud pública de EE. UU., en una edición de 1909 del New York Times. "Entre los pueblos semicivilizados es un fenómeno casi desconocido, esto es especialmente en el caso de las razas oscuras. Los indios los negros ancianos rara vez son calvos, a menos que hayan adoptado el sombrero de fieltro del hombre blanco". Algunos creían que la calvicie era contagiosa. Otros señalaron con el dedo la contaminación y los cortes de pelo cortos. En 1954, el Dr. Hans Elias, de la Escuela de Medicina de Chicago, culpó a los cueros cabelludos delgados, en un artículo donde afirmaba que "el ser humano con pelo es el que tiene la cabeza gorda".

Y mientras los expertos debatían, los comerciantes se pusieron manos a la obra.

El siglo XIX fue una época de auge para los timos capilares. En el oeste, los tónicos de aceite de serpiente dieron paso a los tratamientos a base de hierbas, que luego fueron descartados por nuevas tecnologías a mediados del siglo XX; dispositivos con nombres como "Thermocap" y "Xervac", este último prometiendo succionar el pelo escondido bajo el cuero cabelludo cual aspiradora.

Más tarde, en 1988, la Asociación Estadounidense de Alimentos y Bebidas aprobó un medicamento experimental para la pérdida del cabello, llamado Minoxidil. Luego cambiaría de nombre a Rogaine, para convertirse en la primera intervención en 3.500 años que realmente funcionó. Pero la verdadera revolución, una de las semillas de las que ha brotado gran parte de la industria del bienestar masculino, todavía estaba por llegar.

La finasterida es uno de los pocos medicamentos que han probado revertir la pérdida de pelo. Pero también es uno de los más controvertidos, debido a los efectos secundarios que ha informado un pequeño porcentaje de sus usuarios, incluyendo baja libido, disfunción eréctil y depresión (detonantes de esa ansiedad que lleva a las personas hacia tratamientos cosméticos como la micropigmentación capilar). Aprobado por primera vez para la caída del cabello en 1997, fue rebautizado como Propecia e inmediatamente voló de los estantes (las ventas en Estados Unidos alcanzaron un récord de 447 millones de dólares –443 millones de euros– en 2010). Un anuncio de los noventa del fármaco, muestra a dos hombres que ven a una mujer elegante sentada sola en el bar. Ambos se acercan a ella individualmente, pero retroceden cuando descubren que tiene una línea de cabello muy avanzada que muestra mucha frente. El anuncio termina con la pregunta: "Amigo, ¿a quién engañas?" Ella piensa lo mismo de ti".

La cabeza calva como gag cómico, fuente de vergüenza y ansiedad, ha sido la forma en que se comercializan los tratamientos para la caída del cabello desde el Antiguo Egipto. Sin embargo, las cosas han cambiado. Nuestra percepción cambiante de la masculinidad, la salud mental y la confianza en nuestra imagen han incitado un enfoque más amable y holístico por parte de las compañías farmacéuticas. Un empaquetado en rosa millennial no iba a funcionar. Y entonces apareció Hims, la marca que ha revolucionado la industria con sus eslóganes inspirados en Instagram, pastillas, pociones y altas dosis de empoderamiento masculino.

Gracias a su especialización en tratamientos para la caída del cabello (Finasteride y Minoxidil) y la disfunción eréctil (Viagra y Tadalafil), así como en los consejos generales de bienestar, esta startup ha alcanzado un valor de mercado de mil millones de dólares. "Buscamos empezar un tema de conversación que actualmente es tabú", se lee en el sitio web. "Se supone que los hombres no deben cuidar de sí mismos. Eso es una chorrada. Las personas que dependen de ti y se preocupan por ti quieren que lo hagas. Para hacer el bien, debes sentirte bien". De manera inevitable, otras empresas de venta online centradas en los hombres han seguido su ejemplo, incluidas Keeps, Roman y la marca británica Numan.

La industria que se cebaba de explotar las inseguridades del hombre predica ahora el amor propio.

El fundador de Numan, Sokratis Papafloratos, quien inició la farmacia en línea con receta en 2018, está de acuerdo en que la aceptación es el mejor enfoque para lidiar con la caída del cabello. “[Pero] si sigue siendo un problema, hay soluciones. Están a salvo y estamos aquí para guiarlos". Papafloratos califica los anuncios que generan complejos en torno al cuerpo como contraproducentes, y su sitio web comparte habitualmente artículos sobre salud mental e identidad masculina. “Interpretar el papel del hombre perfecto es una pérdida de energía y te llena de tensiones emocionales innecesarias que luego tienen todo tipo de efectos en tu fisiología, tu psicología y tu personalidad", dice. "Usar la vergüenza, o algunos de los arquetipos masculinos más tradicionales empieza a cansar". No creo que puedas ir por ahí con ese mensaje, y tampoco deberías hacerlo".

La industria que una vez explotó la vulnerabilidad masculina ahora está predicando tentativamente el amor propio; que el interior de tu cabeza es, en última instancia, más importante que su exterior. Además, nunca ha experimentadomás éxito y es un crecimiento que, irónicamente, no muestra signos de detenerse. El cambio de tono es bienvenido, pero también aclara el marcado contraste entre los productos que ofrecen estas empresas. A diferencia de la disfunción eréctil, la calvicie de patrón masculino es puramente un problema estético, aunque viene con todo tipo de bagaje psicosocial. La disfunción eréctil requiere medicación, pero es posible, aunque difícil, imaginar un mundo que no estigmatice la caída del cabello en absoluto. Cuánto tardaremos en llegar a ese punto es una incógnita, pero está claro que vamos a necesitar mucho más que un slogan comercial sin serifa para llegar allí.

De vuelta en la escuela de formación, donde Lanzante intenta calmar los nervios de sus alumnos con una ráfaga de frases ingeniosas, un hombre de mediana edad con un abrigo a cuadros, pantalones de tweed y derbies marrones impecables aparece en la puerta.

"Deberías hablar con Graham, este hombre de aquí", dice Lanzante, levantándose para saludar a su amigo. "Ninguno de sus mejores amigos se dieron cuenta de que se había hecho micropigmentación durante dos meses. Luego publiqué el antes y el después en Facebook, se enteraron y empezaron a meterse con él".

"Oh, se partieron de risa y me tomaron el pelo", dice Graham, apoyando su abrigo en una silla plegable. "La noche de la gala de los Oscars tienen una reunión en la que se visten con esmoquin y dan premios. 'Al perdedor del año' y todo eso. Me dieron el de 'Mejor Tatuaje'. Dijo que me estaba escondiendo a plena vista. Querían que diera un discurso de agradecimiento. "Son unos cachondos".

Se trata de tu autoestima

Ha venido para negociar un relleno. Lanzante no cree que lo necesite, pero el cabello de Graham crece en parches, y cree que con un pigmento más oscuro no necesitará afeitarse la cabeza con tanta frecuencia. "Eso significa es que voy a tener que hacer todo el maldito lote de nuevo", advierte Lanzante, moviendo los dedos para indicar el precio. Graham se encoge de hombros, dice que 'es lo que hay' y fijan una cita.

Luego viene el necesitado descanso. En la cocina contigua, dos aprendices toman tazas de café con leche y se frotan las muñecas doloridas. Chloe*, propietaria de un salón de mediana edad con cabello rubio oxigenado, planea convertir una de sus habitaciones vacías en lo que, antes de la pandemia, habría sido una lucrativa estación de micropigmentación. Ella ha estado sujetando el puntero con demasiada fuerza por los nervios y se ha adentrado demasiado en el cuero cabelludo en algunos puntos. "Supongamos que te acostumbras", suspira.

Colin finalmente se acerca, con el cuero cabelludo enrojecido por la irritación. El color desaparecerá en unos días, pero nos dice que se las arreglará para evitar mirarse en el espejo. En este momento de su vida, comprende el valor de la paciencia. "Soy un gran creyente de que si te sientes bien contigo mismo, te ves mejor", dice. Lanzante asiente.

"Por eso todo esto se está volviendo tan popular", nos dice, tomando un sorbo de té y mostrando una gran sonrisa. "¡Es una cuestión de confianza!" Si hay algo de lo que Lanzante sabe, es la confianza.

* Los nombres de los personajes que aparecen en este reportaje son ficticios; la escuela de formación de Joseph Lanzante se ha trasladado a Lowerhouse, Burnley.

Vía: Esquire UK