Irma Soriano aboga porque los bolillos sean declarados Patrimonio de la Humanidad | El Norte de Castilla

2022-08-12 11:02:09 By : Ms. Felicia Xu

Irma Soriano corta la cinta inaugural de la feria. / M. R.

Seda, algodón, hilo, lino, bolillos, encajes y bordados fueron los protagonistas indiscutibles del sábado en Cuéllar, de la mano de la celebración de la cuarta edición de la Feria Entre Costuras y Tradición, que consiguió reunir a más de doscientas bordadoras y encajeras (y algún bordador) en los paseos de San Francisco.

La cita contó con una maestra de ceremonias de excepción, la presentadora de televisión Irma Soriano, que acudió a la cita que hace ahora cuatro años pusieron en marcha las asociaciones La Piñuela, Los Molinos y Amas de Casa Virgen del Henar, con la ayuda del Ayuntamiento. El fin es el mismo de entonces, mostrar la labor artesanal que hay detrás de la costura, ponerlo en valor y tratar de darlo a conocer a las nuevas generaciones, para que no se pierda.

Participantes en la feria. / M. R.

Durante toda la jornada, las participantes realizaron sus labores en distintas técnicas y con diferentes hilos, y pudieron conocer las confecciones de sus compañeras, descubrir trucos o nuevas técnicas y realizar compras en los puestos de los más variados materiales para la elaboración de los bordados, desde bolillos realizados en distintas maderas hasta hilos de bambú, pasando por agujas, plantillas para tul y un largo etcétera. Además de los básicos, había aquellos difíciles de adquirir en las mercerías tradicionales. La Feria se prolongó también por la tarde, hasta las 20:00 horas. Tras el recibimiento y las palabras de Irma Soriano, la presentadora pudo admirar de cerca el trabajo de las bordadoras. Por la tarde, un taller mostró cómo se trabajan los bolillos, y en otro destinado a los más pequeños se elaboraron cestas en fieltro con forma de búho. Todas las costureras recibieron una carpeta con varios patrones y un colgante con distintas posibilidades, para realizar su bordado en tul o en bolillos.

Irma Soriano derrochó simpatía y admiración por las labores realizadas por las costureras y lamentó el poder compartir tan sólo unas horas con ellas, puesto que otros compromisos reclamaban su presencia por la noche en Almería, de modo que no pudo quedarse a las actividades de la tarde.

Antes de cortar la cinta inaugural, la periodista se fotografió con todas las personas que se acercaron a saludarla. Después diola bienvenida a todas las participantes en la cuarta edición de la feria, y señaló que para ella era «un privilegio» poder participar en este encuentro «y admirar una tradición, un arte que tuvo su tiempo de apogeo entre 1500 y 1700 y que vosotras, gracias a vuestra sabiduría y respeto, habéis mantenido hasta nuestros días».

Alabó la elaboración de los encajes de forma artesanal «con el primor de vuestras manos» y agradeció su trabajo a las agrupaciones organizadoras, para recordar que este año se ha sumado a ellas en calidad de invitada, y el próximo año como organizadora ya, la Asociación de Vecinos Barrio La Cuesta El Salvador. Destacó también la presentadora el esfuerzo y la ilusión, además del respeto por las tradiciones que surgen de este tipo de iniciativas y lanzó la propuesta de pedir que el encaje de bolillos y el arte de la costura sean reconocidos como Patrimonio de la Humanidad, porque «se lo merecen. Ojalá lo consigamos».

Soriano se dirigió a las bordadoras y encajeras de Cuéllar y también a las llegadas desde distintos puntos de la región y de otras comunidades como Cantabria o Madrid, y les agradeció que se desplazaran hasta la villa «para adornar los paseos de San Francisco con esta labor artesanal, ese, hilo, esa aguja, los bolillos…». Añadió que ella siempre se había imaginado la labor como una puesta en escena, «la más bella», desde la forma de situarse –«ese corrillo de mujeres y algún hombre también, frente a su mundillo, su picado»– y con todo preparado para que comenzara «la única música, el sonido de los bolillos».

Recordó que su abuela fue sastra, y de ella aprendió a enhebrar la aguja, coger hebras no muy largas, a hacer vainica. «Me enseñó a no preguntar nunca cuánto tiempo se ha tardado en hacer esto. El tiempo no existe, no se pregunta», y agradeció a las costureras que «nos regaléis vuestro tiempo. Eso es impagable», para afirmar que la tecnología nunca podrá estar a la altura de las bordadoras.

También recordó que , a lo largo de su trayectoria en televisión, muchas personas han reclamado su atención para entregarle regalos, algunos de ellos labores de bordado, que guarda con especial cariño, como una pañuelo realizado con encaje de bolillos (para su hija mayor), una puntilla de encaje que ella misma puso en el vestido de bautismo de su hija, e incluso unos pendientes de ganchillo.