Películas HBO Max: las 28 mejores para ver en la plataforma

2022-09-17 12:02:06 By : Mr. Minjie Wu

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Por Lya Rosén y Darío Zambra 16 Sep 2022

Nombres como los de Steven Spielberg, Lin-Manuel Miranda, Sandra Bullock, Christopher Nolan y Keanu Reeves se conjugan en la selección de largometrajes que permite empezar a explorar el creciente catálogo de cintas de la plataforma de streaming.

Fue en junio de 2021 que llegó a Latinoamérica HBO Max, el servicio de streaming de WarnerMedia, ampliando la oferta de plataformas que hasta el momento tenía como sus principales protagonistas en Chile a Netflix, Amazon Prime, Disney+ y Apple TV+.

La cual marcó de inmediato una fuerte y destacada presencia con una oferta para toda la familia, de marcas como HBO, Warner Bros., DC, Cartoon Network, Adult Swim y Turner Classic Movies, entre otras, incluyendo clásicos de la TV y el cable como Friends y Game of Thrones, además de las cintas basadas en las historietas de DC.

Último apartado cinéfilo del que también forman parte los filmes de las sagas de Harry Potter, El Señor de los Anillos y Matrix.

Sin olvidar un gran número de largometrajes que en los últimos años han llamado la atención del público y la crítica, por su calidad y singulares historias de diversos géneros, que son parte del catálogo de películas HBO Max.

Acá una selección con algunas de las mejores.

Hace ya 50 años se estrenó El Padrino, el inicio de la trilogía dirigida por Francis Ford Coppola y basada en los libros de Mario Puzo, que trazó y sigue identificando la visión del mundo del crimen organizado en el cine.

Uno de los relatos fundamentales de la cinematografía, y de la carrera de Coppola, donde la Nueva York de mediados de los 40 e inicios de los 50 -junto a un pequeño poblado de Sicilia- es escenario marcado por el drama y la violencia.

Donde las Cinco Familias controlan el mundo de la mafia, entre los que se destaca la de Vito Corleone (Marlon Brando) y su manejo del juego y las apuestas, amparado en los vínculos con políticos y jueces que ha forjado a lo largo de los años que resguardan su poder.

Sin embargo, cuando el correcto Don no acepta la propuesta de Virgil “El Turco” Sollozzo (Al Lettieri) de involucrarse en el naciente negocio de las drogas se desata el conflicto. El cual no solo lo pondrá al borde de la muerte, sino que afectará a su amada familia.

Este hará que el explosivo Sonny (James Caan) quede al mando, mientras Michael (Al Pacino), para quien su padre deseaba un futuro vinculado a la política y el servicio público, se involucra directamente con el lado más violento del crimen organizado.

Además, en HBO Max encuentras las partes II y III de la saga.

Luego de ser parte esencial de la última película de The Avengers, el concepto sobre los universos paralelos del multiverso se convierte en co-protagonista de Spider-Man: sin camino a casa, la cinta del británico Tom Holland como el joven héroe arácnido.

La que llega después del exitoso paso por las salas de cine de los largometrajes que la precedieron, Spider-Man: de regreso a casa (2017) y Spider-Man: lejos de casa (2019), bajo la guía del mismo realizador que dio vida a ellas, el estadounidense Jon Watts.

En la que, tras su introducción fílmica y su posterior viaje a Europa, donde casi siempre contó con la ayuda de adultos como su mentor Iron Man (Robert Downey Jr.), su tía May (Marisa Tomei) y Happy (Jon Favreau), el chico comienza a dejar atrás su adolescencia.

Lo que implica mayores obligaciones y de verdad poner en práctica el lema “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, que ha cruzado las vivencias del héroe creado por Stan Lee y Steve Ditko, desde los cómics hasta sus diferentes incursiones en la pantalla.

En una realización que literalmente le saca mayor provecho al multiverso para apelar a diversas generaciones de espectadores, desplegando una trama bastante más compleja que la de las películas anteriores, en cuanto a conflictos y cantidad de personajes, con un relato donde una inestabilidad en el multiverso lo hace confrontar a villanos de distintas realidades.

A pesar de ser una de las figuras indelebles de la música, no han sido muchas las producciones que se han atrevido a poner en pantalla la corta, pero agitada existencia de Elvis Presley.

Pero el realizador australiano Baz Luhrmann (Moulin Rouge!) se atreve con su biopic del Rey del Rock & Roll y un elenco liderado por el famoso Tom Hanks y el menos conocido Austin Butler, un actor conocido esencialmente por series y que acá se encargar de encarnar a Presley.

Su interpretación humaniza a la leyenda que el director australiano redibuja en pantalla, en medio del montaje frenético, las luces y monumentalidad que siempre son parte de sus cintas.

Una biografía centrada en las canciones y su puesta en escena, con un sentido de espectáculo que la recorre de inicio a fin, haciendo de la película un imperdible tanto para los fanáticos del icónico intérprete, como para los seguidores de la singular visión fílmica de Luhrmann.

Han pasado más de tres décadas desde que las hermanas Lana y Lilly Wachowski concretaron su tercer proyecto para Warner Bros.: Matrix, una película con guión propio, mezcla de ficción, filosofía y artes marciales, donde se enfrentaban humanos y máquinas.

La que marcaría su pasaje dentro de la crónica de la ciencia ficción cinematográfica, haciendo de sus protagonistas, Neo, Trinity y Morfeo, -e inconfundibles atuendos-, personajes indelebles de la pantalla grande, que inspiraron dos largometrajes más.

Así, Matrix (1999), Matrix: recargado (2003) y Matrix: revoluciones (2003) construyeron su universo audiovisual, donde el joven programador computacional Thomas A. Anderson (Keanu Reeves), descubrió que su realidad no era más que una creación digital.

Una extenso recorrido que supuestamente había concluido con el capítulo donde Neo tuvo su encuentro clave con Deux Ex Machina y luego con un poderoso Smith (Hugo Weaving), que lo llevaría al máximo sacrificio. Pero no todo estaba dicho, tal como lo revela Matrix resurrecciones, la película que viene a sumar un nuevo capítulo a la saga con una narración que bebe directamente de las cintas anteriores, reviviendo personajes, sentimientos y conflictos.

Una cuarta entrega que claramente está hecha para los nostálgicos de la trilogía original, pero puede entretener a alguien no tan versado en su universo gracias a sus adrenalínicas escenas de acción.

Desde que Frank Herbert publicó la primera de sus novelas sobre las intrigas del Imperio Galáctico y el joven que puede derrocar su tiranía, muchos quisieron convertir las páginas de Duna en un largometraje, entre ellos el famoso chileno Alejandro Jodorowsky y su proyecto con nombres como los de Orson Welles y Pink Floyd.

Algo que concretó el estadounidense David Lynch en 1984, cuando debutó la cinta que originalmente contaba con cinco horas de metraje y quedó reducida a 137 minutos, tras la brutal edición a la que la sometió el estudio. Una decisión que hizo que su trama fuera bastante incoherente y afectará su recepción por parte del público.

Sin embargo, la historia en torno a Arrakis, la especia, Paul Atreides y los Harkonnen es demasiado atractiva y, a casi cuatro décadas de esa versión fílmica, una nueva producción en torno a la saga de Herbert llegó a las salas de cine para algunas semanas después pasar a formar parte del catálogo de peliculas HBO Max.

La que con la dirección del realizador canadiense Denis Villeneuve se inicia cuando el Emperador del Universo Conocido ordena a la Casa Harkonnen, que encabeza el Barón Vladimir Harkonnen (Stellan Skarsgård), abandonar el planeta Arrakis, donde durante décadas han explotado la denominada especia y sometido al pueblo Fremen.

Pero ahora la nueva encargada de Arrakis y la recolección de la especia -que solo se encuentra en este desértico planeta y es usada para los viajes intergalácticos- queda en manos de la Casa Atreides. Esto obliga al Duque Leto Atreides (Oscar Isaac), su familia, hombres de confianza y su ejército a mudarse a dicho lugar.

Por fin se puede ver en HBO Max uno de los estrenos destacados de lo que va de este 2022: Batman, cinta con la firma del realizador neoyorquino Matt Reeves y donde Robert Pattinson se calza perfectamente el pesado traje del superhéroe cuando todavía es joven y lleva solo dos años como justiciero en las sombras.

Pero un crimen remece a la opinión pública y a los habitantes de Ciudad Gótica: el alcalde Don Mitchell Jr. (Rupert Penry-Jones) es asesinado por un demente que deja un acertijo en una tarjeta de felicitaciones dirigida a Batman.

Lo que pone al enmascarado a trabajar codo a codo con su hasta ahora único aliado en la policía, el teniente James Gordon (Jeffrey Wright) y junto a él comenzará una búsqueda que lo llevará al club nocturno del capo Carmine Falcone (John Turturro) que administra Oz Cobblepot (Colin Farrell), un mafioso también llamado El Pingüino.

Donde además trabaja como mesera Selina Kyle (Zoë Kravitz), una chica que llama la atención de Wayne y pronto se revela como Catwoman o Gatúbela.

Los personajes y hechos que van marcando las casi tres horas del largometraje que se aleja de la aventura de anteriores blockbusters centrados en el héroe creado por Bob Kane y Bill Finger, para transitar por el drama y el suspenso relacionado con el policial y el conflicto psicológico.

Este filme de Alejandro González Iñárritu marcó el regreso en gloria y majestad de Michael Keaton. El actor encarna aquí a una ex estrella del cine que se hiciera famoso por interpretar a un superhéroe (Birdman) y que, ya de capa caída, invierte todas sus esperanzas y energías en el montaje teatral de un cuento de Raymond Carver.

Se trata de una cinta en cierto modo autobiográfica para Keaton que, recordemos, alcanzó su punto más alto de popularidad cuando interpretó a Batman, en los 90.

Un entretenido filme que ganó el Oscar 2015 a Mejor Película y que incluye a Emma Stone, Edward Norton, Andrea Riseborough, Zach Galifianakis y Naomi Watts, entre otros, en su elenco.

Para la crítica y el público, 1999 se alza como uno de los mejores años para la cinematografía, reuniendo a lo largo de sus 12 meses el estreno de películas como Ojos bien cerrados, El sexto sentido, Belleza americana, Las vírgenes suicidas y El club de la pelea.

Una última realización, basada en la novela homónima de Chuck Palahniuk, que David Fincher dirigió tras Los siete pecados capitales y El juego. La cual, como muchas otras, tuvo un pobre desempeño en crítica y taquilla en su debut, pero con el paso de los años adquirió estatus de cinta de culto.

Y lo hizo con la historia de un ejecutivo sin nombre, El Narrador (Edward Norton), que sufre de insomnio crónico y está aburrido de su rutina, por lo que asiste a grupos de terapia fingiendo distintas dolencias. Sitios donde siempre se encuentra con otra “impostora”, Marla Singer (Helena Bonham Carter).

Pero todavía falta un nombre más que será clave en su futuro: Tyler Durden (Brad Pitt), un fabricante de jabones que conoce en un avión y se convierte en su apoyo después de perder sus posesiones. Junto al que creará un club clandestino donde desconocidos se reunirán para pelear, liberando sus frustraciones.

Elegante, sobria y estilizada fueron algunos de los adjetivos que se repitieron en las reseñas de los críticos cuando se estrenó en 2014 esta cinta de ciencia ficción del novelista, guionista y realizador británico Alex Garland.

También se podría agregar que es inquietante y visualmente cautivante. Por algo ganó el Oscar a Mejores Efectos Visuales.

Además, plantea una novedosa perspectiva a la inteligencia artificial a través de la historia de Caleb (Domhnall Gleeson), un joven programador que trabaja para Blue Book, el mayor motor de búsquedas del mundo.

Precisamente a él lo eligen para pasar una semana en el centro de investigación de Nathan (Oscar Isaac), el excéntrico creador de la compañía, que se emplaza en un lugar remoto y aislado en medio de un bosque de Alaska.

Ahí, Caleb se entera de que deberá realizarle el test de Turing a Ava (Alicia Vikander), una androide con rostro humano, por lo que durante los próximos siete días tendrá interactuar con ella para saber qué tan humano es su comportamiento.

Una estadía que tendrá consecuencias insospechadas y que deja en el aire varias interrogantes sobre la inteligencia artificial.

El director Ruben Fleischer asumió el desafío de llevar a la pantalla el juego creado por Amy Hennig y desarrollado por Naughty Dog, que se convirtió en un clásico entre los jugadores de consolas gracias a su mezcla de acción y aventuras, con las vivencias del intrépido Drake y a su mentor, Victor Sullivan.

Los que se presentan al público bajo la piel de Tom Holland, quien ya probó su habilidad para las escenas de acción como Peter Parker, alias Spider-Man, y Mark Wahlberg, otro “rudo” de la actuación, que en un primer momento interpretaría a Nathan Drake.

Sin embargo, la responsabilidad finalmente recayó en el actor británico, que luce bastante más joven que el personaje original.

Esta vez se unen por primera vez en la búsqueda del tesoro que habría ocultado Juan Sebastián Elcano, a través de un recorrido fílmico heredero de otras cintas de aventuras -léase Indiana Jones o Piratas del Caribe-, que entretiene a quienes no conocen el juego, mientras premia a sus fanáticos con detalles como el lema Sic Parvis Magna.

Una de las películas más taquilleras estrenadas por Quentin Tarantino en los últimos años fue Django Sin Cadenas, que luego de su estreno en 2012 recibió un gran números de premios, entre ellos los Oscar a Mejor Guión Original y Mejor Actor de Reparto, para Christoph Waltz.

Su elenco lo completan actores de la talla de Leonardo DiCaprio y Jamie Foxx, este último el protagonista de la cinta, que encarna a Django. Él es un esclavo negro que es liberado (más bien comprado) por el doctor alemán King Schultz (Waltz), quien le enseña a manejar un arma para que se desempeñe como cazarrecompensas en sus aventuras, todo a cambio de su libertad.

Un drama lleno de acción, con alocadas y sangrientas escenas al más puro estilo de Tarantino, en que Django se convierte en la “pistola más rápida del sur” para luchar por su libertad y la de su mujer, Broomhilda.

Tenacidad es la palabra que mejor engloba el relato que presenta la película biográfica que permite conocer a quien fue el verdadero arquitecto detrás de las carreras deportivas de Venus y Serena Williams: su padre.

Quien se llama Richard Dove Williams Jr. y desde que eran muy pequeñas las impulsó a convertirse en las mejores del tenis mundial, sin importar su raza ni origen social. Un plan en el que contó con el apoyo de su entonces esposa y madre de las niñas, Oracene Price.

Una historia de constancia y sacrificio, con Will Smith interpretándolo en pantalla. La cual lleva a la ciudad de Compton, una de las más problemáticas de California, de fines de los 80, lugar en que Richard y Oracene (Aunjanue Ellis) viven con sus cinco educadas hijas.

Cuando ella trabaja como enfermera y su marido se dedica a entrenar a las niñas menores, Venus (Saniyya Sidney) y Serena (Demi Singleton), ya que desde antes que nacieran habían planificado su futuro como tenistas y ejemplo para las otras chicas afroamericanas.

Por lo que reparten las horas de sus días entre el colegio, divertirse junto a sus hermanas y practicar saques, golpes y voleas en las canchas de tenis locales. Al mismo tiempo que su padre labora como guardia nocturno en un centro comercial de la ciudad.

Como inusual e hipnotizante puede calificarse la cinta dirigida por Junta Yamaguchi, que recibió el galardón como Mejor Película Asiática en el Fantasia Film Festival y fue nominada a Mejor Película en el Festival de Sitges. La misma que el público de este rincón del mundo puede ver gracias a HBO Max.

Una mezcla de comedia y ciencia ficción que realiza a través de un relato que sorprende -aunque puede confundir un tanto- y ejemplifica cómo una buena idea puede concretarse con poco presupuesto, pero mucha imaginación.

Cuya trama se inicia cuando Kato (Kazunari Tosa) concluye su jornada laboral en el café que posee y atiende en compañía de Aya (Riko Fujitani), y se dirige al departamento en que vive al costado superior de su local. Donde poco después, mientras busca la uñeta de su guitarra, recibe una inusual sorpresa.

A través de la pantalla de su computador el Kato de dos minutos en el futuro se comunica con él y le asegura que la televisión que está en el café tiene un desfase temporal. Algo que parece una locura, pero que el protagonista baja a comprobar y que luego es corroborado por Aya y sus amigos.

Todos los que desde ese momento comienzan a ser parte de una inusual experiencia, donde pueden comunicarse con ellos mismos en el futuro y vivir extrañas y hasta peligrosas situaciones. Las que también incluyen a la vecina y objeto amoroso de Kato, como también a dos policías del tiempo y el espacio.

Entre el 26 de mayo y el 4 de junio de 1940, el poblado francés de Dunkerque fue escenario de un dramático pasaje de la Segunda Guerra Mundial, cuando los nazis rodearon a tropas aliadas.

Un hecho que el director Christopher Nolan (El origen, Interestellar) llevó a la pantalla en 2017 y con la que ganó tres Oscar.

Su visita al conflicto armado la articula a través de tres relatos: el primero centrado en Tommy (Fionn Whitehead), uno de los cientos de soldados anclados en la playa francesa; el segundo lo protagonizan los pilotos Farrier (Tom Hardy) y Collins (Jack Lowden), a la caza de aeronaves alemanas; mientras que el tercero cuenta la historia del Sr. Dawson (Mark Rylance), quien en su yate se une al rescate de sus compatriotas.

Tres miradas que se entretejen y sumergen al espectador en un imperdible drama bélico, que posee un ritmo trepidante, actuaciones precisas y una inmejorable banda sonora a cargo de Hans Zimmer.

En los últimos años, una oleada de realizaciones ha venido a dar un renovado sentido al siempre activo género del terror. Títulos como ¡Huye!, La morgue, Fragmentado, Un lugar en silencio y Nosotros han dado inmejorables ejemplos de cómo las buenas ideas son más efectivas que un gran presupuesto.

Una lista a la que en 2018 se sumó El legado del Diablo, el primer largometraje del estadounidense Ari Aster, quien hasta esa fecha ya había logrado llamar la atención como director y guionista de cortometrajes, para luego consolidarse como guionista y realizador con la pesadilla nórdica de Midsommar (2019).

Sin embargo, en su película de hace cuatro años, Aster se ubica en Utah, EE.UU., para mostrar la inquietante historia de los Graham, la familia encabezada por Annie (Toni Collette), una artista de miniaturas que hace poco perdió a su madre, y que también integran su esposo psiquiatra Steve (Gabriel Byrne) y sus hijos.

Estos son el joven Peter (Alex Wolff) y la preadolescente Charlie (Milly Shapiro), quien era muy cercana a su abuela, por lo que cuando empieza a mostrar un extraño comportamiento se le atribuye al dolor de la pérdida. A diferencia de Annie, quien tenía una distante relación con su progenitora desde que perdió a su hermano mayor.

Pero luego de que Peter se ve obligado a llevar a Charlie con él a una fiesta con chicos de su edad, un impactante accidente en la carretera vendrá a oscurecer aún más las vidas de los Graham, en especial la de Annie, y a enfrentarlos a situaciones sobrenaturales relacionadas con el pasado de su familia.

Singular es una buena palabra para caracterizar la filmografía del realizador griego Yorgos Lanthimos, quien ya había llamado la atención del mundo con su cinta de 2015, The lobster, donde si no se conseguía pareja se era convertido en animal, y reafirmó su peculiar mirada tres años después con la premiada y monárquica La favorita.

Pero entre estos dos títulos se sitúa el particular El sacrificio del ciervo sagrado (2017), un thriller psicológico centrado en la historia de una familia y su extraña disyuntiva. La cual es conformada por el cardiocirujano Steven Murphy (Colin Farrell), su esposa Anna (Nicole Kidman) y sus dos hijos, Kim (Raffey Cassidy) y Bob (Sunny Suljic).

Después de una operación, Steven concurre a una cafetería donde conoce a un jovencito llamado Martin (Barry Keoghan) que hace una década perdió a su padre en un accidente. Al mismo que con el pasó de los días el médico convierte en su protegido, llevándolo incluso a cenar con su familia, donde llama la atención de su hija.

Algo que el chico trata de retribuir llevando a Steven a su propia casa, donde su madre trata de seducir al médico. Una extraña situación que aleja a este hombre de Martin, quien no deja de tratar de contactarse con él, en una actitud que se torna desagradable para el protagonista. Pero lo peor todavía está por venir.

De un día para otro su hijo Bob ya no siente sus piernas y comienza a sufrir de una parálisis que médicamente no tiene explicación alguna. Algo que después de unos días también le sucede a Kim, sumiendo a Steven y Anna en la angustia. Lo que se incrementa cuando descubren que todo se relaciona con una venganza.

En los últimos años Lin-Manuel Miranda vio como su nombre traspasaba las barreras teatrales y se convertía en figura del espectáculo, incluso fuera de las fronteras de su natal Estados Unidos, gracias a la popularidad alcanzada por el musical Hamilton y la singular mirada que este hace a la historia de los padres fundadores de esa nación.

Sin embargo, el artista de ascendencia puertorriqueña antes ya había dado vida a otra aplaudida pieza de teatro: In the heights o En el barrio, la misma que fue convertida en película a comienzos del pasado 2021, bajo la dirección de John M. Chu (Locamente millonarios) y ahora forma parte del catálogo de películas HBO Max.

Una cinta, producida por Miranda y donde él encarna un pequeño papel, que relata una colorida y musical historia que tiene como escenario Washington Heights, el barrio de Nueva York que alberga a una gran cantidad de hijos y nietos de inmigrantes latinos, entre los que se cuenta Usnavi de la Vega (Anthony Ramos).

El es el narrador de un relato donde se mezcla los ritmos del hip-hop, el rap, la salsa, el merengue y el soul, para dibujar una trama que tiene como eje su propio sueño: volver a su natal República Dominicana, donde en su niñez pasó los mejores años junto a sus desaparecidos padres en el local que ellos poseían.

Pero por el momento Usnavi -cuyo nombre lo ideó su papá luego de divisar un barco de la marina de EE.UU. que decía US Navy- se debe conformar con atender el minimarket familiar, mientras a su alrededor se desarrollan las historias de otros personajes. Como la de su interés amoroso Vanessa (Melissa Barrera).

En los últimos años, Steven Soderbergh ha usado la plataforma de HBO Max para mostrar sus nuevas películas al mundo, una modalidad que comenzó con Let them all talk (2020), donde Meryl Streep es una novelista que aborda un crucero para tratar olvidar sus problemas, y siguió con el thriller No sudden move (2021).

Una cinta por año a la que ahora se suma para este 2022 el suspenso de Kimi, realización del director estadounidense detrás de Erin Brockovich y La gran estafa donde la tecnología tiene un rol protagónico en la forma de un asistente de voz llamada simplemente Kimi, que como Siri y Alexa ayuda a ejecutar diferentes tareas.

La cual es el último producto de la empresa tecnológica Amygdala y al inicio del largometraje es promocionada por el director general de la misma, mientras en un rincón de Seattle una de las empleadas de esta compañía se enfoca en la tarea de supervisar los datos entrantes vía los dispositivos, haciendo correcciones en su software.

Un trabajo que Angela Childs (Zoë Kravitz) realiza desde casa, ya que no solo su labor fue afectada por la pandemia, sino que porque ella además sufre de ansiedad y hace mucho no puede abandonar su departamento, por lo que el mundo lo divisa a través de su ventana o la pantalla de sus computadores y teléfono celular.

Todo se altera aún más en su vida cuando cree distinguir gritos en una de las grabaciones de alguien que usó a Kimi, empeorando cuando logra aislar el sonido y se da cuenta que es la voz de una mujer que es atacada. Pero las cosas se complican todavía más luego de que con la ayuda de un colega puede acceder a la cuenta de la usuaria.

Desde los albores de la cinematografía, el género biográfico ha sido uno de los preferidos a la hora de que los guionistas busquen la inspiración para sus próximos trabajos. Por lo mismo, a lo largo de los años, la pantalla grande se ha convertido en el espejo de las vidas de figuras de la historia, de la cultura y del espectáculo.

Una de los buenos ejemplos del extenso listado de biopics -el nombre dado por los estadounidenses a este género y que deriva de la abreviación de biographical motion picture- es La teoría del todo, película que humaniza la existencia de una de las grandes figuras de la física contemporánea: Stephen Hawking.

Bajo la dirección del inglés James Marsh, la cinta toma como inspiración para su relato el libro Travelling to infinity: my life with Stephen, la segunda de las memorias escritas por Jane Wilde Hawking y en la que se reviven las luces y sombras de su matrimonio de casi tres décadas con el científico británico.

Su inicio se ubica en la Inglaterra de comienzos de los 60, cuando en una fiesta Stephen Hawking (Eddie Redmayne), por esos años en la Universidad de Cambridge, conoce a la estudiante de literatura Jane Wilde (Felicity Jones). Con ella establece una fuerte conexión, aunque pasan algunos días antes de que Hawking se reencuentre con ella.

Cuando la relación toma curso y el romance llena sus vidas de alegría, una grave caída del muchacho en el campus universitario lo lleva al hospital y a un alarmante diagnóstico médico: sufre de una enfermedad neurodegenerativa -esclerosis lateral amiotrófica-, que poco a poco lo irá privando de movimiento y en un par de años cobrará su vida.

En 2018, más de 10 años después del estreno de Ahora son 13, la última película de la serie fílmica encabezada por George Clooney como Danny Ocean, el director y guionista Gary Ross (Pleasantville: amor en colores, Los juegos del hambre) decidió revivir la saga en una cinta protagonizada solamente por mujeres.

En un adrenalínico y entretenido relato donde Sandra Bullock encarna a Debbie, la hermana del mencionado y desaparecido Ocean que acaba de cumplir una condena de cinco años en la cárcel por fraude y sale decidida a efectuar el robo del siglo: apoderarse de un millonario collar en la gala que realiza el Met de Nueva York.

Sin embargo, antes debe conformar el equipo criminal perfecto con la ayuda de su socia, Lou Miller (Cate Blanchett). El cual queda integrado por la diseñadora de modas Rose Weil (Helena Bonham Carter), la joyera Amita (Mindy Kaling), la estafadora Constance (Awkwafina), la hacker Nine Ball (Rihanna) y la reducidora Tammy (Sarah Paulson).

Las cuales se involucran en un elaborado plan que tiene como objetivo robar el Toussaint, un collar de la firma Cartier que está avaluado en US$ 150 millones y que durante la próxima gala Met lucirá en su cuello la estrella de cine Daphne Kluger (Daphne Kluger), bajo la estricta vigilancia de varios guardaespaldas.

Por lo que Debbie y compañía primero deben acercarse a Daphne, haciendo que Rose, quien estuvo muchos años en la cima de la moda, pero ahora se encuentra en la quiebra, sea su primer nexo con la egocéntrica actriz y la conviertan en su cómplice involuntaria. En el inicio de una entretenida cinta que mezcla suspenso y comedia.

Steven Spielberg es el director de esta película de ciencia ficción que hace algunos años llevó a la pantalla la novela homónima de Ernest Cline. Cuya narración se ambienta en 2045, cuando el planeta está saturado de personas y contaminación, por lo que el universo virtual de OASIS se convierte en la mejor forma para evadir la realidad.

Uno de sus usuarios es Wade Watts (Tye Sheridan), un muchacho experto en sus mundos y batallas que, en la forma de su avatar Parzival, dedica sus días a encontrar la clave que le permita ser el ganador del desafío final y, así, convertirse en dueño de la creación de James Halliday ( Mark Rylance) y Ogden Morrow (Simon Pegg), de Gregarious Games.

Pero detrás del control de OASIS también se encuentra la empresa Innovative Online Industries (IOI), la que dirige el codicioso Nolan Sorrento (Ben Mendelsohn), quien usa a empleados llamados “Sixers” para encontrar las claves o Easter Eggs -o función oculta en el software-, que lo lleve a poseer el famoso universo digital.

Sin embargo, sus planes serán combatidos por Wade junto a sus amigos virtuales Aech (Lena Waithe), Sho (Philip Zhao), Daito (Win Morisaki) y Art3mis (Olivia Cooke), la cual se llama realmente Samantha Cooke y con el paso del relato puede conocer en el mundo real al joven protagonista y establecer una relación más profunda con él.

Con un imponente registro visual y las cuotas de sentimentalismo que son su marca registrada, Spielberg concreta en Ready player one una adaptación fiel al despliegue de cultura pop del libro original.

Algo que por momentos limita la comprensión por parte de todo el público a sus guiños al cine, la música y los videojuegos que pueblan su relato.

A causa de la pandemia, y porque Christopher Nolan no quiso que debutara vía streaming, Tenet se reveló al mundo varios meses después de la fecha en que debía llegar a los cines. Un estreno que reafirmó a Nolan como un realizador singular, que siempre ha apostado por personajes complejos y tramas que pueden confundir a los que están poco atentos.

Una realización para la cual el espectador debe estar dispuesto a poner a prueba su raciocinio y sentidos, más que en otros títulos con la firma de Nolan, como Memento (2000), la cinta con que el cineasta británico se hizo notar, o Dunkerque (2017), su particular mirada a la Segunda Guerra Mundial.

Un relato que se inicia con una escena bastante normal para las películas de espionaje, cuando terroristas irrumpen la presentación de una orquesta en la National Opera House de Kiev. Ataque que provoca la aparición de fuerzas especiales ucranianas, dentro de las cuales se infiltra un grupo de estadounidenses que tiene una misión diferente.

La cual incluye a un agente, al que se conocerá como El Protagonista (John David Washington), que debe rescatar a un dignatario que conoce la ubicación de un elemento clave. Pero luego de cumplir su misión, el espía es tomado rehén y torturado por mercenarios rusos, hasta que logra ingerir una pastilla que le quita la vida.

Sin embargo, despierta a bordo de un barco, donde uno de sus jefes le explica que estuvo varios días en coma. Aquí es donde recibe una misión que se relaciona con una nueva Guerra Fría y para la cual tendrá como salvoconducto la palabra “tenet”. En el inicio de una aventura fílmica que juega con el flujo del tiempo.

Con el debut en las salas de cine de El conjuro, en 2013, no solo se conoció al matrimonio de Ed y Lorraine Warren (Patrick Wilson y Vera Farmiga), usando su habilidad como investigadores de los paranormal para ayudar a la familia Perron, sino que además se dio inicio a una serie fílmica que en los último años fue bautizada como “El Conjuroverso”.

El que también incluye las cintas centradas en la malvada muñeca Annabelle, La Monja y La Llorona, como también a las secuelas con las aventuras de los Warren: El conjuro 2, donde la pareja viaja Inglaterra de fines de los 70 para ayudar a una madre soltera y sus hijos, y El conjuro 3: el diablo me obligó a hacerlo.

Un largometraje que ya no es dirigido por James Wan, el nombre clave tras la saga de terror, sino que por Michael Chaves (La maldición de La Llorona), y que se ambienta a inicios de los años 80 en Brookfield, una tranquila localidad vecina a Connecticut, donde viven los demonólogos con su hija.

Los mismos que han visitado el lugar para exorcizar a David (Julian Hilliard), un niño poseído por un demonio. Una práctica que realizan junto al Padre Gordon (Steve Coulter), los padres del pequeño, Carl y Judy (Paul Wilson y Charlene Amoia), su hermana Debbie (Sarah Catherine Hook) y el novio de ésta, Arne (Ruairi O’Connor).

Este último es un muy cercano a David, por lo que en un momento del conjuro que realizan los Warren, y parece no surtir efecto, él se ofrece para albergar al demonio.

Pero finalmente el exorcismo concluye, dejando a Ed en el hospital tras sufrir un ataque al corazón y a Arne como el nuevo poseído, como solo lo sabe el público y un inconsciente Ed.

Christopher Nolan llevó al superhéroe enmascarado a un nivel superior con su aclamada trilogía.

Partió en 2005 con Batman inicia y continuó tres años después con el El caballero de la noche, considerada la mejor de las tres películas y, para muchos, una obra maestra.

En esta secuela, Batman (Christian Bale) ya es respetado como el justiciero de Ciudad Gótica y debe enfrentarse a las mafias y su fechorías.

Una misión compleja, porque aquí los criminales tienen un aliado de temer: el Guasón, interpretado por un soberbio Heath Ledger, quien ganó un Oscar por este papel (el actor falleció antes del estreno de la película).

Es cine con mayúsculas, con espectaculares escenas de acción y un reparto que incluye también a Michael Caine, Gary Oldman, Maggie Hyllenhall, Morgan Freeman y Aaaron Heckhart.

La tercera película en torno a Newt Scamander amplía el universo sobre hechiceros que habitan la Tierra que surgió de los libros y películas de Harry Potter.

El que se inició no en la misma época que el joven mago, sino que en los años 20, cuando Scamander (Eddie Redmayne) llegó a Nueva York y conoció a Jacob Kowalski (Dan Fogler) y a Queenie y Tina Goldstein (Alison Sudol y Katherine Waterstone).

Donde junto a ellos enfrentó a villanos como Credence Barebone (Ezra Miller), para luego en la secuela combatir los planes del poderoso Gellert Grindelwald (Johnny Depp), con la ayuda del entonces profesor Albus Dumbledore (Jude Law).

Y es precisamente Dumbledore quien se roba parte del protagonismo de esta tercera entrega junto a un renovado Grindelwald, quien ahora es encarnado por el actor danés Mads Mikkelsen (Otra ronda).

Nuevamente Scamander lidera al grupo que debe evitar los planes de Grindelwald para dominar al mundo de hechiceros y eliminar a los muggles, en un reencuentro con varitas, sortilegios y singulares criaturas, donde casi toda la acción transcurre en escenarios nocturnos o días marcados por cielos amenazantes, que le confieren a la cinta mayor suspenso y sentido de amenaza.

Dirigida por el talentoso director estadounidense Barry Jenkins, esta cinta es una pequeña joya que hay que ver más de una vez. Lo merece.

El filme está dividido en tres partes, con la infancia, adolescencia y madurez de Chiron, un joven afroamericano, huérfano de padre, que crece en un suburbio de Miami y que afronta serias dificultades para relacionarse con su entorno y vivir su homosexualidad.

Con un elenco encabezado por Mahershala Ali, no sólo conmueve, sino que muestra la realidad de esos barrios escondidos en que la crueldad, las miserias, la droga y los problemas afectivos son parte del día a día.

Una historia ganadora de tres premios Oscar, entre ellos el de Mejor Película, que se llevó en una confusa ceremonia donde los presentadores, Faye Dunaway y Warren Beatty, anunciaron por error que la triunfadora era La La Land.

Fue en 2016 que David Ayer dirigió la primera película en torno al grupo de antihéroes de DC Comics que a lo largo de los años han tenido diferentes versiones en sus historietas. En la cual se mostró como la oficial de inteligencia Amanda Waller (Viola Davis) reunió a súper villanos para detener a Enchantress (Cara Delevingne).

Un equipo conocido como Task Force X, encabezado y vigilado por el Coronel Rick Flag (Joel Kinnaman), que incluía a Deadshot (Will Smith) y Harley Quinn (Margot Robbie). A los cuales se les habían implantado micro bombas en la parte baja de sus cerebros, que Waller haría explotar si no cumplían su labor.

Algunos de los personajes que se repiten en la versión de El Escuadrón Suicida que James Gunn (Guardianes de la Galaxia) realizó hace poco y se puede disfrutar en la plataforma de HBO Max.

Un relato que mezcla de buena manera comedia y acción -bastante sangrienta y violenta-, cuya narración se inicia en la cárcel de Belle Reve.

Donde Waller nuevamente recluta a un renovado equipo de criminales. Entre los que se cuenta Savant (Michael Rooker), un experto en defensa personal; Weasel (Sean Gunn), una comadreja mataniños, Blackguard (Pete Davidson), y los ya conocidos Boomerang y Harley Quinn, nuevamente bajo la guía del Coronel Flag.

Su misión: llamar la atención de las fuerzas militares de Corto Maltese, una isla ubicada frente a las costas de Latinoamérica y manejada por un dictador, mientras otro grupo de “suicidas” llega a otra playa de ese territorio en medio de la noche. Los que son liderados por el mercenario Bloodsport (Idris Elba).

Puede que la hayas visto más de una vez en el cable o en esas tardes de cine en la TV abierta. Pero es que uno nunca se cansa de la criatura más aterradora de los 70.

En 1975, Steven Spielberg inauguró la saga de Tiburón con esta cinta, que se convirtió en un blockbuster y en un clásico de las películas de terror.

Inspirada en la novela homónima de Peter Benchley, ahonda en el miedo colectivo de este animal marino que acecha las costas y que es capaz de convertir unas plácidas vacaciones en un tragedia.

El de este filme es un tiburón blanco que causa el pánico entre los bañistas de la playa de Amity Island y que nos hace gritar de susto mientras suena la icónica música que creó John Williams.

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